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Foto de Fernando Collazo Blog Afroetnias - http://afroetnias.blogspot.com/ |
Se supone que los adultos actuamos en base a unas decisiones tomadas en función de unos razonamientos lógicos, ¡se supone! porque mucho me temo que nosotros también tendemos a imitar a los que nos rodean mucho más de lo que creemos.
No sólo mimetizamos la gente que tenemos a nuestro alrededor. Igual que un camaleón, cambiamos según nuestro entorno cercano. Nuestro medio nos influye pero nosotros podemos cambiar de forma deliberada ese entorno para que se produzca una retroalimentación en el sentido que nos interesa.
Un escritorio desordenado hace que tengamos la mente desordenada y, por tanto, que seamos desordenados en nuestros quehaceres. Sin embargo, si somos conscientes del problema, podemos cambiar conscientemente la manera en que tenemos organizado el escritorio. Podemos tirar lo que no sirve, arreglar lo que esté roto y poner cada cosa en su sitio. Por mimetismo, nuestra mente tenderá a hacer lo mismo, a poner cada cosa en su lugar.
¿Qué podemos hacer para usar el fenómeno del mimetismo en nuestro favor? Ahí van algunos consejos:
- Rodéate de gente positiva, alegre y productiva. Las buenas vibraciones se contagian.
- Procura tener un espacio de trabajo limpio y ordenado. Así las ideas en tu mente harán lo propio como si fueran entes con vida propia.
- Si tienes algo roto o que no sirve, cámbialo o tíralo inmediatamente. Si los objetos que tienes están a punto y funcionan bien, tú también funcionarás bien.
- Escucha música acorde al efecto que quieras conseguir. Si quieres relajarte, escucha música tranquila o sonidos de la naturaleza; y si quieres cargarte las pilas, escucha algo potente. La música tiene un poder tremendo sobre el estado de ánimo. Nota como los ritmos de tu cuerpo trantan de "acoplarse" al ritmo de la música.
- Mente, cuerpo y espíritu intentan ponerse en sintonía (la mayoría de las veces sin que nos demos cuenta) con la luz, los colores, los olores y casi cualquier cosa que nos rodea. Observa muy bien tu entorno y tu reacción a cada elemento. Cambios sutiles que realices en tu entorno pueden ser los detonantes de grandes cambios en ti mismo.
Y recuerda, todo se pega, hasta los bostezos.