Ser minimalista no es ser pobre ni tacaño

Mr. Burns es un personaje propiedad de la empresa Fox

En pocas palabras, ser minimalista consiste en centrarse en lo importante, a todos los niveles, y desprenderse o evitar lo innecesario. La idea más extendida en nuestros días en la sociedad occidental es justo la contraria; se piensa que para ser feliz hay que tener mucho, hacer mucho y, sobre todo, consumir mucho. Por tanto, aunque cada vez somos más los minimalistas, a día de hoy vamos a contracorriente.

Cuando algo se sale de la norma, en seguida surgen prejuicios y malos entendidos. A veces sin mala intención, pero el caso es que surgen.

¿No os han mirado raro alguna vez cuando habéis comentado alguno de vuestros hábitos minimalistas? A mí me ha pasado a veces, sobre todo cuando digo que no veo la televisión y que ni siquiera tengo. Hay gente que incluso no se lo cree y piensa que estoy de broma.

Una persona consumista piensa que quien no tiene coche, no lo tiene porque no se lo puede permitir. O que quien tiene un coche pequeño, no ha podido comprarse uno más grande ¿quién no se compraría un Bentley teniendo suficiente dinero? o ya puestos, un coche para cada ocasión: un Mercedes S para uso diario, un Lamborghini Gallardo para salir el fin de semana, un Ferrari California para el verano, un Porsche Cayenne para ir al campo...

La decisión de tener poco es precisamente eso, una decisión, una opción, una elección. Un minimalista tiene pocas cosas, no porque sea pobre, sino porque decide tener poco.

Un minimalista tampoco es un tacaño. La tacañería, a fin de cuentas, constituye otro tipo de obsesión por acumular, en este caso por acumular dinero. Un consumista acumula objetos y un tacaño acumula dinero, no hay mucha diferencia.

Escapar de las garras del consumismo te puede cambiar la vida, pero antes te tienes que despojar de algunos prejuicios: ser minimalista no es ser pobre ni tacaño.