Lotería de Navidad

Reconozco que nunca me ha gustado demasiado jugar a la primitiva o a la quiniela, ni comprar décimos de lotería nacional o cupones de la ONCE. Lo hacía casi siempre por mimetismo social: alguien cercano compraba y yo hacía lo mismo -no vaya a ser que le toque a él y me quede yo con dos palmos de narices- pensaba para mis adentros.

Durante los últimos años, cada vez he ido gastando menos en estas cosas hasta el punto de comprar sólamente Lotería de Navidad. Y no porque me pareciera una buena manera de invertir el dinero, sino para evitar la cara de tonto que se me quedaría si le tocara el gordo al resto de compañeros de trabajo y a mí no.

Este año ya no he comprado. No he gastado ni un céntimo en Lotería de Navidad, ni si siquiera en esas participaciones en las que te juegas una diezmillonésima parte del gordo.

Cada cual puede hacer con su dinero lo que le plazca, faltaría más. Pero personalmente pienso que comprar lotería es tirar el dinero y se me ocurren muchas otras cosas en las que emplear los 20 euros que vale un décimo, como por ejemplo:

• 3 Kg de tomates, 3 Kg de patatas, 3 berengenas, 1 Kg de pimientos, 2 chirimoyas, 2 kg de mandarinas, 1 Kg de champiñones, 1 Kg de plátanos, 1 Kg de manzanas, 3 aguacates y 1 Kg de calabacines.
• Una cena a tutiplén en mi restaurante favorito.
• 48 preservativos.
• Unos vaqueros y una camiseta.
• Una donación a una ONG.
• Un libro (o dos)
• Un CD (o dos)

¿Se te ocurre algo más?