Eliminar objetos inútiles es muy importante. Con cierta frecuencia es necesario limpiar el espacio vital y ver qué es lo que sirve y hay que conservar y qué es lo que no sirve y hay que desechar. Los objetos útiles se deben colocar en su lugar correspondiente (cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa) y los objetos de los que es necesario desprenderse se pueden donar, vender o tirar, según el caso.
En principio, la clasificación de objetos siguiendo este criterio parece fácil y sistemática, y de hecho lo es. Pero, tarde o temprano, uno se tropieza con "el problema del mantelito de crochet". Se trata de un objeto que se conserva por motivos sentimentales pero que no tiene ninguna utilidad, ni siquiera decorativa, se guarda en un cajón o incluso en el trastero durante lustros o décadas y nunca se usa, simplemente se almacena, y no se tira porque da pena. Puede ser un regalo, algo hecho a mano o algo que de alguna manera trae buenos recuerdos.
Puede haber muchos tipos de "mantelitos de crochet": un jarrón chino, un fondue, un peluche, una bandeja, un molinillo de café... Se pueden tener pocos o se puede llegar a tener la casa llena de ellos, prácticamente sin dejar espacio para nada más. Puede haber incluso "mantelitos de crochet" de grandes dimensiones como un coche, un terreno o una casa. En efecto, hasta una casa puede pertenecer a esta categoría si se trata de un inmueble que se conserva por motivos sentimentales pero que ni se habita, ni se alquila, ni se le saca ningún provecho, simplemente se queda ahí, en el limbo.
¿Qué se puede hacer con estos objetos? Lo mejor es desprenderse de ellos, dejarlos marchar: venderlos, donarlos o tirarlos. Los objetos son sólo eso, objetos. Lo importante son las personas y las relaciones de amor y amistad que hay entre ellas. Cuando alguien ofrece un regalo, ese gesto permanece para siempre en la memoria, aunque el objeto regalado luego se pierda o se queme en un incendio, el regalo es lo de menos, lo importante es ese acto de generosidad. Tener muchas cosas alrededor no hace más feliz a nadie, por el contrario, tener gente que te quiera a tu lado te hará la persona más feliz del mundo.
No pasa nada por tener ciertos recuerdos, no hay que ser radical y verlo todo desde un punto de vista funcional, no hay nada malo en conservar algunos "mantelitos de crochet" siempre que sean pocos, pequeños y estén bien ordenados. Pero hay que estar muy alerta para no dejar que ahoguen el espacio vital.
¿Y tú? ¿tienes muchos "mantelitos de crochet"?